lunes, 16 de mayo de 2011

Conocidos, parte 1

El local estaba a rebosar. Los cuerpos se retorcían al ritmo de la música en una especie de danza de apareamiento. En seguida me sentí abrumada, pero compuse la mejor de mis medias sonrisas y me abrí paso a través de la pista, entre parejas y conversaciones de amigos. Más de uno me miraba y yo le devolvía la sonrisa con un contoneo de caderas. Me sentía guapa sobre mis nuevos tacones altos y con el corto vestido aguamarina. Destaca en una multitud vestida de negro.
Me acerqué a la barra y en seguida me abrieron un hueco. Coloqué mi bolso de mano en la encimera y pedí una copa. En seguida me la trajeron. Bebí con delicadeza y sentí que me observaban fijamente.
-Bonito vestido-dijo un hombre a mi lado. A penas lo oí en el ruido. Me volví y lo encaré. Llevaba una camisa blanca y unos pantalones de traje negros. La chaqueta descansaba a su lado y tenía la corbata medio desabrochada, con los dos primeros botones abiertos. Sus ojos eran los más bonitos que había visto jamás. Me atravesaron como una daga y mi corazón dio un vuelco. Noté que me sonrojaba, pero las luces de colores lo cubrieron. En vez de eso le sonreí, coqueta, y bebí un poco.
-Gracias. Tú tampoco estás nada mal.
- Alexander Robins-se presentó, cogiendo mi mano y besándola como un galán de película- ¿Cómo te llamas?
-Leah Sun. Encantada.
-El placer es todo mío. ¿Es la primera vez que viene?
-Lo cierto es que no.
-Yo tampoco había venido nunca. La verdad es que me agobian un poco estos sitios.
-Pues no lo parece en absoluto-reí. Bebimos y añadí-. Acabo de llegar a la ciudad, aún no conozco ningún sitio interesante. Este sitio no está mal, pero prefiero algo más tranquilo.
-Así que es usted nueva. ¿Por qué ha venido?
-Busco trabajo.
-¿En qué trabaja?
-Soy actriz.
-Yo también soy actor-me sonrió. Parecía un poco avergonzado. Ahora comprendía por qué todos lo miraban con bastante intensidad y de vez en cuando cuchicheaban.
-¡Eso es genial! ¿Estás trabajando en algo ahora?
-Sí, en una serie para la televisión.
-¡Qué bien! Ojalá yo tuviera algo en estos momentos, pero supongo que ya lo encontraré-sonreí, encogiéndome de hombros.
-Por supuesto que sí. Estoy seguro de que le irá muy bien en la ciudad. ¿Quiere otro Martini?
Miré mi vaso. Casi estaba vacío. Lo acabé de un trago y lo coloqué sobre la barra. Me lanzó una media sonrisa y pidió dos más. Brindamos y bebimos. Estaba segura de que mis ojos brillaban mucho más ahora.
-¿Puedo pedirle algo, señorita Sun?
-Nada de señorita Sun. Solo Leah. Y pida lo que quiera.
Se acercó a mi cara y me miró intensamente, con un brillo pícaro en la mirada.
-Baile conmigo.
Cómo negarme. Tomé su mano y nos deslizamos hasta la pista de baile. Nos movimos juntos, al unísono. No había conocido otro hombre que bailara igual en mi vida. Su mano reposaba en mi cintura y yo coloqué las mías sobre sus hombros. Me excitaba sentir su aliento en mi oído. Era tan… Sexy. Bailamos un buen rato hasta que sentí que estallaría si no me retiraba pronto de él. Estaba segura de que me abalanzaría sobre su boca si no paraba. Él pareció darse cuenta de mi respiración agitada y pude apreciar que él estaba igual. Entonces le sonreí ampliamente y me acerqué a su oído.
-Tengo que irme-casi chillé por encima del jaleo.
-Aún es pronto. ¿Vendrás mañana?
-Tan solo si quieres que venga.
Me volví y eché a andar hacia la salida. Una mano me agarró antes de que pudiera avanzar unos cuantos pasos. Volví la cabeza y vi que asentía con la suya, muy serio. Yo tiré con suavidad de mi muñeca y me marché, dejándolo en medio de la pista de baile con más ganas de mí.
Al menos hasta la próxima noche. 

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