lunes, 25 de abril de 2011

Sueños rotos

Hay veces que las cosas no salen y los sueños se rompen. Hoy he perdido una oportunidad de oro, se me ha escapado una parte de mi sueño, pero no pasa nada. Seguiré intentándolo. Esta vez no ha dado resultado, pero la próxima vez lo conseguiré. Algún día lo lograré. Ya lo veréis. Adiós manzana... 

viernes, 22 de abril de 2011

Otro poema más

La luz que se refleja
en las pequeñas gotas de sudor
hace que tu cuerpo reluzca más 
que los diamantes. 
No puedo dejar de mirar
tu cuerpo desnudo bajo el mío, 
tu pelo abierto en abanico
y tus uñas en mi espalda. 
Si el deseo tuviera nombre, 
ese nombre sería el tuyo
y el mío, cuando gritas entre
espasmos y deliras de pasión. 
Teniendo solo ese instante
reflejado en mi memoria, 
despierto del sueño de un cuerpo
sin cara, ni nombre, ni piel, ni alma.

Un poemilla sobre la marcha

Y a pesar de que lo intento
contigo sigo soñando;
con tus besos de aguacero
y tus manos frías de estaño.
Será que olvidarte no puedo
tras esos hermosos años
en que no dejé de mirarte
a pesar de estar tan lejos.
Si tú quieres, ya me callo,
te adoraré en silencio,
pero no olvides quién te ama
con doloroso llanto encerrado.

domingo, 17 de abril de 2011

Ojalá se lo hubiera llevado con él.

Sé que este fragmento es un poco largo, pero os aseguro que os gustará.... Al menos eso espero ;D Solo pediros que comentéis y me digáis qué os parece. ¡Ah! Os recomiendo que lo leías escuchando Speechless de The Veronicas y Cut, de Plumb. Aquí tenéis los enlaces: 
http://www.youtube.com/watch?v=XAv1Dk7hogw y http://www.youtube.com/watch?v=OJkqkWIpFAI 



Entonces mi fachada se derrumbó. Aquello no estaba en el guión, pero toda esa masacre que se estaba desarrollando ante mis ojos hacía que las piernas me temblasen. No podía hacer nada por mis compañeros, debía mantenerme firme, igual que siempre había hecho. Por ello me habían encomendado esta misión, porque sabían que la llevaría a cabo hasta el final y porque muy pocos tenían motivos tan fuertes como yo para desear la muerte de los Godbersen.
Observé, entre aterrorizada y fascinada, las ejecuciones que estaban llevando a cabo los Vipers. No podía creer aquella ceremonia tan macabra y obsoleta, a la par que vengativa y cruel. Docenas de nuestros agentes eran conducidos desde un pasillo subterráneo a la superficie, donde aguardaban para ser ahorcados uno a uno. Había muchísimos. ¿Cómo era posible que tantos hubieran sido desenmascarados? Definitivamente, alguien estaba pasando la información y había precipitado los acontecimientos. Creía haber averiguado quién era, pero aún no estaba del todo segura. ¿Qué cómo era posible que a mí no me hubiera reconocido? El jefe se había encargado perfectamente de que su estrategia final no presentara cabos sueltos y muy pocos estaban al tanto de mi existencia y de mi misión. Eso me llevaba a preguntarme si no habría previsto todo aquello y por eso había tomado las precauciones necesarias. Pero si era así… ¿Por qué no había hecho nada para evitarlo?
Me encontraba en un palco cercano y desde el que se veía todo perfectamente junto a mi recién estrenado marido. Se suponía que tendría que estar disfrutando del banquete de bodas, pero mientras Darren comía como un cerdo, yo sentía que si algo traspasaba mi boca vomitaría todo lo que había ingerido durante mi vida entera. La única que parecía compartir mi desagrado era mi nueva suegra, la señora Godbersen.
-¡Dios santo, Richard! Mira la cara de nuestra pobre Diana! No deberías haber celebrado un acontecimiento del calibre de la boda de mi hijo con un espectáculo tan macabro. ¡Estamos en el siglo XXI! Además, si te limitaras a fusilarlo, todo iría mucho más rápido.
Por un momento había tenido la esperanza de que estuviera de mi lado, al menos todo lo que cabía esperar, pero resultaba obvio que no. Los comensales hicieron comentarios en tono jocoso, pero fui incapaz de entender lo que dijeron Mis ojos seguían clavados en la horca. Estaban descolgando a una chica joven, no mayor de 16 años. La había visto un par de veces en el gimnasio e incluso había peleado con ella. Acababa de ingresar hacía poco en el cuerpo y era hija de uno de los altos cargos, asesinado hacia tiempo en una escaramuza. Tenía potencial y era muy alegre. Ahora, todo eso se había perdido.
-Es obvio que mi dulce Diana es muy sensible a este tipo de cosas-me tomó de la mano, la besó y me miró a los ojos, sonriente, pero con una pizca de malicia en los suyos-. Pero no te preocupes, querida, pronto te acostumbrarás y, cuando quieras darte cuenta, estarás disfrutándolo. Aunque-añadió, esta vez hacia el resto de comensales- es una lástima que no podamos hacerlo más a menudo. Es divertido ver a los que suplican.  Y gracias a Johanson, dentro de poco no habrá más rebeldes que exterminar. Un brindis por míster Johanson.
No me quedó más remedio que alzar la copa de vino y aproveché para mirar a Johanson con atención. Memoricé su rostro para poder encargarme de él más tarde. Sería el primero en caer. Lo juraba. Todos gritaron “¡Salud!”, aunque mi voz se apagó cuando volví la cabeza un segundo y nuestros ojos se cruzaron. La imagen me golpeó como un mazazo y sentí que todo el calor me abandonaba de golpe, dejándome como un carámbano de hielo. La copa se deslizó entre mis dedos, que se habían quedado sin fuerzas, y fue a estrellarse en la mesa. Las gotas de vino salpicaron mis manos y mi vestido y el preciado líquido se extendió por el mantel con rapidez. Lancé un grito involuntario segundos antes de llevarme las manos a la boca para silenciarlo.
-¡NO!
Aquella palabra se alzó, fuerte y clara, poderosa, por encima de los presentes y todo quedó en silencio. Mi corazón latía desbocado y las piernas casi no me sostenían por el temblor que se había apoderado de mi cuerpo. Él no. Cualquiera menos él. No podía morir, y mucho menos de aquella forma.
En cuestión de milésimas de segundo, por mi mente pasó una sucesión de imágenes grabadas a fuego. Recordé el brillo seductor de su mirada  y su media sonrisa, dulce y pícara, extraña. El tacto áspero y el toque suave y delicado de sus manos, el agradable peso de su cuerpo sobre el mío… La fuerza de su boca, la firmeza y seguridad que me proporcionaba y su olor mezcla de perfume caro y sudor. Recordé la primera vez que lo vi: fue en un bar de mala muerte, al que solía acudir de vez en cuando si no me apetecía estar en casa. Yo estaba en la barra, fumando y bebiendo un whisky, perdida en mis pensamientos. Mi compañera había muerto aquella tarde. Él se acercó a mí con su pose segura y su ropa de chico malo. Nunca olvidaré su mirada complacida y ligeramente sorprendida desde el suelo, tras haberlo tumbado de un contundente puñetazo. No estaba de buen humor. Dos días después me lo presentaron como mi nuevo compañero. Nunca supe si nuestro anterior encuentro había sido planeado por él mismo o si solo se había tratado de una casualidad.
No sabía cuándo había empezado a enamorarme de él. Quizás mi admiración hacia sus logros había precipitado el cambio de mis sentimientos después de que me salvara. O tal vez habían cambiado cuando lo observaba fumar a oscuras en mi salón, recortado contra la luz de las farolas que entraba por la ventana, tras una buena sesión de sexo y mi baño de las tres de la madrugada. Ahora podía afirmar que aquello no era más que una forma de escapar de sus brazos, que siempre habían estado abiertos para mí.
No me había prodigado en muestras de cariño precisamente tras la noche en que mi familia fue asesinada. Nuestra relación había sido extraña desde el principio y me resultaba devastador lidiar con mis sentimientos ahora que todo había llegado al final. Ahora que estaban a punto de ponerle la soga al cuello y que yo me había casado con la persona que más odiaba en el mundo para salvar a mi gente, cuando era obvio que no quedaba demasiado que salvar.
-¿Qué has dicho?-preguntó mi esposo con cautela. Todos me miraban y yo no sabía qué hacer por primera vez desde hacía mucho tiempo. No tuve más remedio que usar la táctica que me había prometido no volver a utilizar jamás, pero es que me encontraba en una situación desesperada.
-A él no, Darren, por favor-supliqué, con un hilo de voz.
-¿Por qué no? ¿De qué lo conoces?-me espetó, cogiéndome con fuerza por el brazo. Reprimí una mueca de dolor. Él parecía confuso, dolido y enfadado, todo a la vez, e incluso podía ver algo de miedo en sus ojos.    
-Es un viejo amigo de la infancia. Siempre le tuve mucho cariño, por eso te pido que le perdones la vida. ¡No lo matéis, por favor!-pedí, dirigiéndome a todos y a ninguno en particular. Mi voz estaba ronca por la angustia.
-¿Sabías que pertenecía a los otros?-escupió, con el odio reflejado en la última palabra.
-¡No!-me apresuré a asegurar. Que mi corazón actuara a la desesperada no significaba que mi cabeza hubiera dejado de funcionar-. Hacía años que no lo veía, pero lo he reconocido por sus ojos. Siguen siendo iguales que cuando era niño, estoy segura de que es él. Michael Payne-añadí, mientras lo miraba a los ojos, que permanecían impasibles-. Estoy segura de que es un buen hombre. Al menos, si queda algo del niño que yo conocí. ¡Darren, por favor!
Darren Godbersen se relajó notablemente, pude notarlo en el brazo que me sujetaba, y me acercó a su cuerpo de un suave tirón. No tenía fuerzas para resistirme y coloqué las manos sobre su pecho para darme apoyo y para que sirvieran también de barrera. Mi cabeza no paraba de oscilar entre uno y otro. Darren me cogió la barbilla y me obligó a mirarlo a los ojos. Clavó los suyos en mi cara y me pareció que el contacto quemaba.
-Verás, corazón. No puedo perdonarlo, es el enemigo. El chico que tu conociste no es más que un recuerdo, y ahora el hombre en el que se ha convertido tiene que morir-me explicó, como si yo fuera medio tonta. La verdad era que en esos momentos me sentía un tanto espesa, las palabras tardaban en llegar a mi cerebro y ser procesadas. Me revolví en cuanto tomé conciencia de sus palabras, parpadeando confusa y enredándome con la falda de mi vestido de novia. Me tambaleé un momento y respondí con fuerza y frustración.
-Una vez me dijiste que los odiabas porque mataban a los tuyos. Dijiste que esa era tu razón para aplastarlos. ¿Pero acaso no estás actuando como ellos al asesinar a los suyos? Todas estas personas-señalé con el brazo hacia la hierba y la fila de hombres y mujeres que me miraban con sorpresa por mi defensa-tienen familia, amigos, ¡una vida! ¡No son más que soldados que hacen lo que sus superiores les ordenan! ¡Igual que haces tú con tu gente! ¿No sería mejor ir contra la jerarquía y dejar al resto en paz?
Sabía que me estaba arriesgando con mis palabras, pero no se me ocurría otra cosa que decir.
-Diana, mientras los soldados, cómo tú los llamas, sigan en pie, esto nunca acabará. Porque ellos lucharán, igual que hacemos nosotros, sí. Se defenderán y se vengarán, igual que nosotros. Tienen familia y amigos, igual que nosotros, pero eso no les impide matarnos cuando tienen la oportunidad. Mataron a mi padre y a mi hermana pequeña cuando solo era una niña de 10 años. Intentarán matar a mis hijos. Seguirán dando caza a mi familia y a mi clan, igual que han venido haciendo hasta la fecha. Y ahora que nos hemos casado harán lo mismo contigo. Estás en peligro,  -había hablado con tono contenido pero a la vez dureza, dejándome boquiabierta, sobre todo cuando sus ojos se ablandaron al mencionarme. Se acercó más a mí y me cogió la cara entre las manos, con dulzura- y no pienso dejar que te hagan daño, jamás- se agachó sobre mí y me besó con ligereza. Me horrorizó que Michael viera eso, pero es que sentía que mis pies estaban clavados en el suelo-. Si ahora mismo lo liberara, no dudes en que intentará hacerte daño en cuanto tenga la oportunidad. No se parará a pensar en vuestra anterior relación, ni siquiera te agradecerá que le hayas salvado la vida. Tan solo te verá como una Godbersen más, te verá como mi esposa, y Dios sabe qué podría hacerte para herirme a mí también.
Lo miré un segundo, aterrada, y él me devolvió una mirada seria y apesadumbrada. Volví mis ojos de nuevo hacia Darren. Parecía cansado.
-Por favor…-susurré una última vez, de modo que solo él pudo oírme. Notaba las lágrimas humedecer mis ojos-. Así no…
De nuevo se hizo el silencio, y entonces Darren suspiró.
-Está bien.
Sin creerlo aún me volví hacia Michael, que me devolvió una mirada cargada de sorpresa, aunque dos segundos después su rostro se demudó.
Fue todo tan rápido que tardé varios segundos en reaccionar. Una explosión cerca de mi oído me privó de dicho sentido por un momento. La bala disparada por Darren estalló en su pecho, abriendo una flor encarnada. El impacto lo hizo caer hacia atrás sobre la tarima de madera y a mí me pareció verlo a cámara lenta.
-¡Michael! ¡MICHAEL!-chillé, con las lágrimas bañando mis mejillas como no me hacían desde hacía años. Quise correr hacia él para abrazarlo, para besarlo y devolver la sangre y la vida a su cuerpo. Pero un par de brazos fuertes me sujetaron y me arrastraron lejos, cada vez más lejos de allí.
-Era la única opción, lo único que podía hacer por él. Considéralo un regalo de tu parte, ha sido una muerte rápida-intentó excusarse en voz queda, pero yo casi ni lo escuché.
Vi como lo arrastraban hasta la carreta en la que iban siendo apiñados los cuerpos mientras no dejaba de gritar y llorar, desesperada y rota. Casi no tenía fuerzas para resistirme y dejé que Darren me cogiera en brazos y me llevara a mi habitación en la casa. Me dejó allí, sola, y se marchó sin decir ni una palabra. Yo me dejé caer junto a la cama y miré mis manos y mi vestido con impotencia. A través de la niebla de mis lágrimas vi el rojo del vino, que parecía su sangre sobre mi piel, y el negro de la pólvora de la pistola disparada a centímetros de mi cuerpo.  
Ojalá se lo hubiera llevado con él. 

jueves, 14 de abril de 2011

Sueños

Cuantas más ganas tienes de conseguir algo, más encerrada te sientes y más incapaz eres de pensar con claridad. Ahora mismo me siento así por la simple esperanza de querer que pase algo grande, de desear que por una vez sea la elegida, la mejor, la que sobresale. Lo deseo tanto que estaría dispuesta a hacer casi cualquier cosa por ello. Soy una soñadora, qué se le va a hacer, pero es que no me canso de perseguir nubes en el aire que forman bellas figuras que me enamoran... Deseadme suerte. Ojalá mi sueño se cumpla... 

Con Micros y a lo Loco

Hoy os traigo una recomendación: el programa de radio Con Micros y a lo Loco, que se emite todos los lunes de 17:00 a 18:00 (más o menos, depende de lo que tengamos que contar xD). Es un programa humorístico con secciones como: Lo que dicen por ahí, Grandes cagadas de la Historia, Anuncios que no existen pero deberían existir, y otras más que, os aseguro, os harán pasar un buen rato. Soy locutora en dicho programa junto con dos compañeros más y disfrutaréis con nuestras tonterías. Se emite en Radio Triana, en la 106.5 fm. Si no vives cerca del barrio no te llegará la señal, pero no te preocupes, puedes escuchar nuestro programa en el siguiente enlace: http://conmicrosaloloco.blogspot.com/ . ¡Espero que os guste!

miércoles, 13 de abril de 2011

Patooo!!!!!!

Salvad al pato Willix!!!
http://www.youtube.com/watch?v=c7c_OXivqSk

Blancanieves...

Por qué será que desde hoy me gusta más el cuento... Aunque quién sabe, puede que llegue a odiarlo dentro de poco... Espero que no :D
Mientras tanto, una de mis canciones favoritas... Snow White Queen, de Evanescence. Si tenéis otras canciones que os recuerden a la protagonista de este cuento, ¡no dudéis en comentar y decirlas! Un saludo ^ ^.
http://www.youtube.com/watch?v=CJWM2v4wTRE&feature=fvwrel 

martes, 12 de abril de 2011

Claudia

La deseaba. La deseaba más a que nada. Tenía que conseguirla, debía ser mía...
Me abalanzé sobre su cuello. Cuando la tibia sangre corrió por mi cara me sentí más tranquila, revitalizada. Todos sus recuerdos y emociones pasaron a mi cabeza y se quedaron archivadas en algún rincón. Era increible la sensación de bienestar que me recorría. Su tibio perfume impregnaba mi piel y reí. Trazé un surco en el regero carmesí con mi uña y le llevé a mi boca, dejando que cayera una gota sobre la lengua. Me estremecí de júbilo. ¡Qué sensación tan placentera!
Realizé un tajo en su cuerpo y dejé que la bañera de latón se llenara. Cuando ya no quedaba más me deshice de mis manchadas ropas y me metí dentro. Me sentía increiblemente realizada. Jugé un rato y me deleité en el sabroso aroma que desprendía mi cuerpo. Miré el espejo y vi mis mejillas de nieve lindamente sonrosadas por el festín. Bebí y reí, cómo si se me subiera a la cabeza acabé borracha de placer. Salí como mareada, extasiada y me cubrí con mi bata de seda. Dejándome caer sobre la cama, feliz, abrazé al amor de mi existencia. Me rodeó con sus brazos y acaricié con un dedo sus gruesos labios. Era hermoso... Y sólo mío. Terriblemente mío...
-¿Has disfrutado?
-¿No me has oído? Creí morir...-reí de nuevo. Me aupé un poco más y lo besé-Louis... Jamás creí que esto pudiera ser posible...
-Yo tampoco, mi linda muñeca, yo tampoco...
Eso era lo que era. Una muñeca... De porcelana china. Hermosa y poderosa. Invencible...
-¿Qué habrá sido de nuestro querido Lestat? Tal vez siga gritando cómo un condenado en aquella apestosa ciénaga. Estúpido. Creyó que sería capaz de dominarme. Tal vez si yo fuera una niña lo habría conseguido, pero soy una mujer... ¿O no, Louis? ¿No soy una mujer?
-Eres hermosa, mi corazón... Eres terriblemente hermosa.
Volví a reir y miré a mi espalda. La niña que decía llamarse Claudia ya no existía. Yo era Claudia.  

lunes, 11 de abril de 2011

Poemas en la ducha...

Yo te digo amor,
Tú me dices deseo. 
¿Cuál es la gran diferencia entre ambos términos? 
Que el segundo es por lo que tu matas
y el primero por lo que yo muero. 






¡Disfrutadlo! ^ ^

Virus Chingando xDD

Ahora mismo escribo desde la clase de psicología. En la esquina del power point no dejan de aparecer pantallitas de aviso por un virus. Según el profesor, los virus son como las personas: nacen, crecen y no paran de reproducirse, como algunos. 
El problema es que no mueren.

Uno de mis fragmentos favoritos... De una de mis obras

Me sentía mareada de placer. La felicidad me emborrachaba como un licor malo y me embotaba los sentidos. Lo único que era capaz de percibir eran las manos de Dean sobre mi cuerpo y sus labios sobre los míos, dulces como la ambrosía. Mis dedos se aferraban a su pelo como si fuera lo único que me atara al mundo mientras él me alzaba y me depositaba en mi cama. Juntos nos deshicimos de su camisa y besé su pecho mientras él desabrochaba mi vestido. Yo fui a por los botones de su pantalón.
Me quedé en ropa interior y me dejé caer sobre las almohadas, respirando entrecortadamente. Intentando recuperar el aire. Nos miramos mutuamente: él parecía algún dios griego bello y poderoso, con su pelo negro como el ébano y su torso blanco perfectamente moldeado, como esculpido en piedra, aunque era suave y apetitoso. Sus ojos brillaban salvajes en la oscuridad. Tenía sed de él. De sus labios, de su cuerpo.
Se inclinó sobre mí y me besó con dulzura en los labios, apenas un simple roce sobre los míos.
-Eres hermosa-me susurró, con voz suave como la seda-. Llevaba mucho tiempo deseándote… Deseaba que llegara este momento. Charly, yo te…
Entonces la puerta se abrió de golpe y nos incorporamos, alertas. Una figura se dibujaba en el rellano. Llevaba algo alargado en la mano. Lo alzó con un chasquido y entonces me di cuenta de que era una escopeta. Disparó y la bala rompió en el pecho de Dean, que cayó sobre mí, bañando mi cuerpo semidesnudo con su sangre. Chillé, muerta de miedo, llamándolo aunque sabía que estaba muerto. Sus ojos me devolvieron una mirada vacía a la luz de la luna.
Entonces su asesino se acercó hacia mí, con el arma aún en alto. Cuando pasó frente al rallo de luz que entraba por la ventana no pude evitar quedarme paralizada de terror.
Sentí como la bala me atravesaba el pecho mientras miraba a los ojos a John, que mantenía una sonrisa de burla en su cara. 

Para empezar fuerte... Un poquito de mí.

¡Hola a todos! Bueno, aquí me conoceréis como Bellatrix D'Alexandria. Puede que suene un tanto rimbombante e incluso pretencioso, pero todo tiene su sentido y su explicación. Es demasiado larga para explicarla, pero os puedo asegurar que tengo mis motivos. 
Creo que el rasgo principal que se podría destacar aquí es que soy bastante, bastante fantasiosa y peliculera. Podría decirse que tengo una mentalidad para algunos aspectos más bien antigua, en el sentido de que tengo algunos ideales muy marcados. No os confundáis, no soy estúpida ni retrógrada. Simplemente diferente, hecha de otra pasta. Pero supongo que todos los artistas lo son.
Tengo una visión del mundo bastante particular y es la que voy a intentar mostraros a través de mis entradas.
Una de las formas que tengo que de hacerlo es a través de mis escritos, ya sean relatos cortos, poesías, canciones o libros. Hay de todo un poco, la verdad. Soy una estudiante universitaria de 18 años y en primer curso de Comunicación Audiovisual en Sevilla, para quien quiera buscarme ; ). Si me metí en esta carrera es porque quiero mostrar mis mundos a aquellos a los que se interesen. Quiero que la gente vea a través de mis ojos, y qué mejor forma de hacerlo que mediante cortometrajes y películas. Esa es mi gran ilusión, mi gran sueño: llevar a la gran pantalla a mis personajes para que todos puedan verlos, disfrutar de ellos y quererlos como yo los quiero.
¿Un poco raro, no?